¿Estamos seguros de que el sexo con drogas es mejor? ¿Las drogas hacen que disfrutemos más de las relaciones sexuales? Sin drogas, ¿el sexo es más aburrido?….
Cuantas veces hemos oído la mítica frase: “Sexo, drogas y Rock & roll”. Esta frase no tiene un origen exacto, aunque mayoritariamente se atribuye entre los años ’60 y ’70 a grandes genios de la música, como por ejemplo, Frank Zappa (guitarrista que tuvo su etapa más exitosa durante los años ’60 y ’70), o Ian Dury (cantante de rock y punk inglés, que lanzó un single en 1977 llamado “Sex and Drugs and Rock and Roll”). Adquirió gran importancia en la sociedad de esos años, cuajó hasta tal punto que la idea de la frase ha ido mutando de dicho popular en dicho popular, de cultura en cultura, incluso cambiando de idioma, por ejemplo, en inglés: “Wine, Woman and Song”. Algunos movimientos, como los Hippies, la tomaron como referencia o idea haciendo de ella su lema y su forma de vida, iniciando así una gran revolución social, con un pensamiento determinado.
“Sexo, drogas, y Rock&Roll”, hoy en día, no es más que el reflejo de una parte de la sociedad que bien podría definirse más rápidamente con las palabras: exceso y descontrol. Sin embargo en la actualidad, la frase, lejos de sentirse desfasada o parecer pertenecer a los tiempos de los hippies, está muy a la orden del día, renovada y actualizada convenientemente a los nuevos tiempos.
Las culturas cambian, y ahora estamos ante la cultura del todo vale, del desfase, de la diversión por la diversión, del descontrol, y a buen seguro que nos está pasando factura, y más aún que nos la pasará.
Entre la gente se medio chismorrea que el sendero del exceso lleva al palacio del máximo placer… Las sustancias más aptas para entrar por la puerta secreta al palacio son el éxtasis popular y la química de vanguardia, que se combinan para sintetizar la llave.
Desde la antigüedad, el hombre ha buscado el éxtasis como una conjunción con el universo que lo rodea. Fundamentalmente persisten tres caminos para reconectarse con este sentimiento: la espiritualidad, la sexualidad y las drogas (generalmente en un contexto sagrado). Algunas veces estos caminos confluyen; aunque idealmente lo mejor sería la confluencia de la espiritualidad seguido del sexo, generalmente, aunque en la búsqueda impaciente de ser otra persona, se opta por combinar las drogas con el sexo.
Se mantiene de forma generalizada la falsa creencia de que el uso de las drogas estimula el sexo, y no tan generalizada, tal vez de forma desconocida o ignorada, la de los adversos efectos que acaban produciendo las drogas en la sexualidad. Hay que tener en cuenta que variarán esos efectos en función del tipo de consumo, ya sea experimental o más continuado. Siendo más graves a medida que aumenta el consumo.
Partimos de que los efectos más inmediatos de las drogas pueden llevar a la desinhibición, al aumento de sensaciones, de seguridad, de excitación y de otras experiencias que hacen que las personas recurran a su uso para sentir tal experiencia. Lo que no se sabe es que el consumo continuo conlleva consecuencias desfavorables y a veces irreversibles. Ninguna droga incrementa el deseo sexual, ya que esto depende de la concentración de hormonas presentes en nuestro cuerpo como la progesterona, la testosterona y la feromona, así como de los estímulos que podamos captar. Con el consumo frecuente y continuado, el efecto de las drogas acabaran produciendo importantes disfunciones sexuales tanto en los hombres como en las mujeres.
Tipos de Drogas y su influencia en el Sexo
Las drogas pueden influir en la actividad sexual, afectando el deseo, la excitación y el orgasmo. El deseo sexual se ve alterado por las drogas, unas lo reducen y en cambio otras lo incrementan. Sin embargo, el hecho de que una droga aumente el deseo sexual de una persona, no significa necesariamente que mejore su sexualidad o su placer. La respuesta sexual, como toda conducta, es promovida por el sistema nervioso que produce unos químicos llamados neurotransmisores. Si una droga interfiere el paso de los neurotransmisores, los mensajes normales se verán distorsionados y la conducta se alterará; en conclusión, los efectos químicos de algunas drogas inciden directamente sobre el cerebro, modificando el funcionamiento de los centros reguladores de la sexualidad, mientras que otras sustancias lo hacen sobre los centros nerviosos periféricos que controlan la actividad de los órganos genitales.
Hachis y la Marihuana
Por ejemplo, algunos derivados del cannabis como el hachis y la marihuana, se utilizan por muchas personas por el efecto de relajación tanto física como psicológica. Además, algunas personas dicen sentir un aumento del placer durante la relación sexual coital cuando consumen ésta droga. A primeta vista, ésto tiene unos efectos sobre la sexualidad inicialmente positivos porque las personas se sienten más sensuales o más sensibles y los orgasmos son subjetivamente más prolongados por alteración temporal. Esto puede ser debido a dos efectos del Cannabis: sensación de bienestar (euforia, risa incontenible, desafío de los límites sociales adquiridos y tabúes personales que en algunos casos dificultan la sexualidad), e hipersensibilidad de los sentidos. Sin embargo, el uso crónico del Cannabis está relacionado con la disminución de los niveles de testosterona (hormona sexual masculina) lo que se traduce en una disminución del deseo de ambos sexos. En algunos casos se produce en las mujeres una disminución de la lubricación vaginal, que en ocasiones hace el coito más doloroso. En los hombres hay una alteración de la espermatogénesis y puede haber disfunción eréctil.
Cocaina
El efecto de la cocaína, independientemente de la vía de administración, es similar al de las anfetaminas: estimulación, sensación de bienestar y euforia, excitación, inquietud, locuacidad. Si bien es cierto que la cocaína es conocida por muchos como un fuerte estimulante sexual, pero que a la vez acaban provocando disfunción eréctil, priapismo (erección mantenida y dolorosa), impotencia situacional y bajo interés sexual a largo plazo.
Lsd
El LSD tiene un efecto de euforia con cambios perceptivos como alteración del tiempo y pérdida de límites; por ello existen sensaciones de orgasmos más prolongados. Sin embargo, debido a las alucinaciones que produce, la experiencia sexual puede ser confusa y difusa, positiva o negativa (pudiendo llegar a ser traumática). Su uso continuado provoca ansiedad, ataques de pánico y repetición de los primeros efectos. En las mujeres embarazadas, puede aumentar el riesgo de varias malformaciones congénitas en el feto.
Alcohol y Opio
Desde épocas remotas, el alcohol, el opio y otras sustancias de este género, se han utilizado para obtener una alteración de los estados de conciencia y para distorsionar el sentido de la realidad. El opio ha sido empleado a través de los siglos por sus propiedades analgésicas y por su virtud de inducir estados oníricos. Otras sustancias han sido utilizadas por el hombre en un intento de trascender la realidad inmediata, para perderse en el mundo de los sueños. Sexualmente, los efectos de los opiáceos en las personas son las alteraciones del interés sexual, el retraso en la eyaculación y el fracaso en la erección. En la mujer, producen alteración en el interés sexual. Tanto la heroína como la morfina parecen generar múltiples trastornos sexuales. Aunque el uso de la heroína y derivados del opio puede dar lugar a fantasías sexuales, el grado de excitación y la frecuencia del orgasmo disminuyen debido a los efectos depresores sobre el sistema nervioso.
Poppers
El poppers, es un inhalante que aumenta la vasodilatación. Es usada especialmente para mejorar las relaciones anales por su efecto relajante sobre el músculo liso del ano. Últimamente se ha popularizado la creencia de que estas sustancias provocan una estimulación en la actividad sexual o incrementan la habilidad personal en este terreno. En todas las épocas, han aparecido sustancias con pretendidos poderes afrodisíacos, pero en los estudios se ha observado que muchas de esas sustancias, más que excitantes, son poderosos inhibidores de la actividad y de la función sexual.
A todos estos efectos producidos por las diferentes sustancias, podemos sumarle todo tipo de enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados y situaciones violentas entre otras.
Es necesario plantearse si queremos seguir bailando y disfrutando del sexo sin drogas, ya que el sexo y las drogas acaban haciéndonos olvidar los pasos del baile.
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Adicciones
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